sábado, 30 de mayo de 2009

"CARANCHO" RAMIREZ

PLUMA Y PALABRA PERONISTA DE ALMA Y CORAZÓN

Juan Manuel "Carancho" Ramírez, nació el 21 de agosto de 1946 en Villa Ángela, Chaco.
Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad. Se recibió de Escribano Público en la Facultad de Derecho de la Universidad del Nordeste. Militó en organizaciones universitarias vinculadas directamente con el peronismo correntino, que después devinieron en el Integralismo, con presencia activa en el desarrollo de las luchas estudiantiles de los años sesenta.
Se incorporó a las estructuras gremiales y políticas del justicialismo villangelense en defensa de la producción y fuentes de trabajo vinculadas con el quebracho colorado y colaboró en el desarrollo organizativo de las Ligas Agrarias Chaqueñas.
Fue preso político de Onganía y Lanusse. Fue electo Diputado Nacional después de la etapa del "Luche y Vuelve" por la Juventud Peronista del Chaco. El golpe militar lo llevó de nuevo a las cárceles argentinas y en el regreso de la democracia, siguió trabajando políticamente en el peronismo. Fundador de "La Corriente" la agrupación kichneriana, hoy vive en Resistencia, Chaco.


La Vieja y la Rosa

Esa vieja malllevada que en estos días de invierno pinta los muros altos de Palermo con su graffiti macabro de “viva el Cáncer” tiene la edad de la traición. Esa vieja le calentó la cabeza al manco Lavalle para que fusilara a Dorrego.
Ella le hizo el “Bocho” a Urquiza para que traicionara la causa federal. Ella recorrió los senderos pedregosos con la cabeza del Chacho y la maniataba a los gauchos del Litoral, para llevarlos a la guerra con el pueblo Paraguayo. Ella armó a Roca en la guerra santa con los Indios. Ella le hacía el diario trucho a Irigoyen y cargó los fusiles en la Semana Trágica. Ella se abrazó a Braden en los días de Octubre. Ella odia la Roza de octubre. Por eso no respeta nuestros ruegos y nuestras lágrimas.
Cuídense chicos…decían nuestras madres humildes en los días en que se consumía la llama de la revolución peronista. Con la muerte de Evita, también ellas se sentían morir. Sus batones floreados se despintaban por una lluvia de lágrimas, que multiplicaban a propósito para agrandar su dolor. Allí conocimos el negro, un color que en nuestros libros y cuadernos colorinches, casi no figuraba. Medio luto para los angelitos negros a quienes Evita había amado. Luto entero para los infantes de sangre india, para quien Ella expropiara el mar. El cielo y las montañas. Luto eterno para una generación a quien les trajo un tren blanco con inyecciones dolorosas y salvadoras y cerquita de las casas les hizo una escuela de paredes amarillas y techos rojos. Le puso un fangote en el bolsillo a sus padres y un silbido alegre a sus amaneceres. La vieja oligarquía, se creyó dueña de la tierra, del mar y del cielo y la odió para siempre. La vieja hoy esta retocada. Tiene el glamour de Mirta y sus almuerzos. Pero la flor de Octubre es eterna y su sonrisa sigue siendo un látigo en la conciencia de los angelitos negros.

"Carancho" Ramírez

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Poesía popular maravillosa...claro, esto no lo aprobaría Vargas Llosa...excelente.

Florencia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Nuestro Carancho! Lo apreciamos mucho.